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Milagros Eucarísticos

Lanciano, Italia (año 700)

 

Un monje de la Orden de San Basilio, sabio en las cosas del mundo, pero no en las cosas de la fe, pasaba un tiempo de prueba contra la fe. Dudaba de la presencia real de Nuestro Señor Jesús en la Eucaristía. Oraba constantemente para librarse de esas dudas por miedo de perder su vocación. Sufría día tras día la duda ¿Está Jesús realmente y substancialmente presente en la Eucaristía? Dudaba sobre el misterio de la transubstanciación. Su sacerdocio se convirtió en una rutina y se destruía poco a poco. Especialmente la celebración de la Santa Misa se convirtió en una rutina más, un trabajo más.

Una mañana del año 700, mientras celebraba la Santa Misa, estaba siendo atacado fuertemente por la duda y después de haber pronunciado las solemnes palabras de la consagración, vio como la Santa Hostia se convirtió en un círculo de carne y el vino en sangre visible. Estaba ante un fenómeno sobrenatural visible, que lo hizo temblar y comenzó a llorar incontrolablemente de gozo y agradecimiento.

 

En 1574 se hicieron pruebas de la Carne y la Sangre y se descubrió un fenómeno inexplicable. Las cinco bolitas de Sangre coagulada son de diferentes tamaños y formas. Pero cualquier combinación pesa en total lo mismo. En otras palabras, 1 pesa lo mismo que 2, 2 pesan lo mismo que 3, y 3 pesan lo mismo que 5. Este resultado está marcado en una tabla de mármol en la Iglesia. A través de los años se han hecho muchas investigaciones.

 

A las distintas investigaciones eclesiásticas siguieron las científicas, llevadas a cabo desde 1574, en 1970-71 y en 1981. En estas últimas, el eminente científico Profesor Odoardo Linoli docente en Anatomía e Histología Patológica y en Química y Microscopía Clínica, con la colaboración del Profesor Ruggero Bertelli de la Universidad de Sena, utilizó los instrumentos científicos más modernos disponibles. Los análisis, realizados con absoluto rigor científico y documentados por una serie de fotografías al microscopio, dieron los siguientes resultados:

 

La Carne es verdadera Carne. La Sangre es verdadera Sangre.

 

La Carne y la Sangre pertenecen a la especie humana.

 

La Carne está constituida por el tejido muscular del corazón.

 

En la Carne están presentes, en secciones, el miocardio, el endocardio, el nervio vago y, por el relevante espesor del miocario, el ventrículo cardiaco izquierdo.

 

La Carne es un CORAZÓN completo en su estructura esencial.

 

La Carne y la Sangre tienen el mismo grupo sanguíneo (AB).

 

En la Sangre se encontraron las proteínas normalmente fraccionadas, con la proporción en porcentaje, correspondiente al cuadro Sero- proteico de la sangre fresca normal.

 

En la Sangre también se encontraron estos minerales: Cloruro, fósforo, magnesio, potasio, sodio y calcio.

 

La conservación de la Carne y de la Sangre, dejadas al estado natural por espacio de 12 siglos y expuestas a la acción de agentes atmosféricos y biológicos, es de por sí un fenómeno extraordinario.

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Oraciones del Consagrado

Oraciones del Consagrado (Texto)

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31. El Amor de Dios en la Eucaristía